Vencida? Jamás!

Ese momento en el que una tristeza se asoma a mi alma, y toca con fuerza la puerta de mi corazón, insiste hasta convertirse en una lágrima e intenta brotar por mis ojos. Y me pregunto: ¿llorar es una opción?

Bien, sí es una opción pero no una solución. Haciendo tripas corazón, me trago esa lágrima y pienso que no puedo darme por vencida, ni siquiera un segundo, no nací para rendirme. No debo ni siquiera concebir en mi mente la idea de que "perdí", "ya fui". No, esas cosas es para los mediocres, para los que no tienen propósito en la vida.

Soy descendiente de judíos que sobrevivieron al holocausto judío, luchadores, valientes e inteligentes, mi abuelita fue hija de padres brasileños por lo que también tengo algo de esa raza alegre y hermosa, y como no decirlo: tengo sangre chola. Y soy terca como mi padre, valiente como mi abuela, trabajadora como mi madre, inteligente y arriesgada como mis abuelos. Con todo ese potencial (sin considerar que llegué antes que los otros millones de espermatozoides), reacciono y me digo: No puedes darte por vencida.

Tengo un Dios maravilloso al cual sólo tengo que demostrarle que realmente anhelo lo que le pido y Él nunca me ha fallado, no me ha abandonado en ningún momento y ha peleado por mí mis peores batallas.

No, no hay motivo alguno para sentirme derrotada jamás. Un día mi papá me dijo: las cosas no le pertenecen a los que las poseen, sino a quien los necesita.

Y es así, cuando uno anhela, desea algo con mucho fervor y con un poco de fe, no hay fuerza humana que lo detenga. De seguro conseguirá lo que persigue. 

El universo entero conspirará para que lo obtenga. 

No importa lo que pueda venir mañana, cada día trae su propia lección. Hagamos de cada experiencia una clase nueva, sumemos a nuestros CV cada batalla superada, tal vez no siempre llevemos el premio pero el haberlo superado nos hace vencedores.

No hay razón para estar cabizbajo. Hay que darle con todo!!!!!

Éxitos y bendiciones!!! Los quiero.