En el camino


Y llegas a ese momento en el que te detienes en medio del camino y miras hacia atrás, miras hacia el frente, miras a tu alrededor y te das cuenta de que cambiaste, que todo ha cambiado, que tú sigues siendo tú pero ya conoces el camino hasta donde llegaste, ya sabes lo que hay detrás de ti, conoces la forma en la que debes hacer las cosas en adelante para no caer en baches, para no tropezar con piedras parecidas a las que tuviste que enfrentarte anteriormente, sabes cuánto peso puedes cargar en el camino, es más puede que hayas dejado tu carga para ir más ligero.

Así es como me siento en este momento de la vida, porque de eso se trata, de momentos. Y es cuando me doy cuenta de que la vida que creí que era mía en realidad ya no lo es, cuando miro hacia atrás y me doy cuenta de que nada de lo que era es y que mis sueños me dirigen hacia la meta que debo llegar pero con todas las dificultades que se presentan a veces siento ganas de sentarme en el camino, tomar un descanso e ir por el camino ancho, quedarme en mi zona de confort. Ahí donde muchos se quedan, que no está más pero no es lo que yo quiero.

Necesito seguir avanzando, el camino va apareciendo y aunque en realidad no sé lo que hay más allá, no estoy segura de lo que pueda encontrar, sé que lo que he vivido hasta hoy me ha preparado para superar los obstáculos que encuentre al frente. Sé que aunque mi vida cambió y mi percepción del mundo y todo lo demás han evolucionado conmigo, en el fondo  sólo se trata de completar esa misión para la que siento que vivo, y es que en el momento preciso todo estará muy claro como la luz del día.

A veces sonamos a locura, como esas noches cuando leyendo a Napoleón me quedo dormida y sueño sus batallas. Ese hombrecito por el cual nadie daba un centavo, en realidad era un genio. En mis sueños también lo es. Con sus defectos y todo. Quizá fue porque a pesar de todo él nunca dudó de sí mismo, porque lo que hacía lo hacía con tanta convicción y con pasión, no había temor de fallar cuando tomaba una decisión.

Cada paso que doy, cada día que despierto, cada idea, cada respiro, cada sueño materializado aunque sea en mínima proporción. Cada pequeño logro, cada detalle, cosas a veces imperceptibles. Todo, incluso mis temores y mis dolores, todo al final tienen un propósito.

Y no importa cuánto más cambie el mundo y cuánto más cambie yo en el camino, cuánto cambien las personas y cuánto cambie la sociedad. Seguiré viviendo a cada segundo con la convicción de que todo estará bien, y cada mañana despertaré creyendo que ocurrirá algo genial. 

Así, caminaré por la vida como lo hice hasta ahora, con la poca experiencia que me dan mis 24 años, la ayuda de Dios y su bendición podré llegar a donde quiero y quién sabe, tal vez más allá de lo que pueda soñar.

Buenas noches. 
   

Comentarios

Entradas populares