Con preguntas sin respuestas.
Y esta nueva etapa comienza así, como todo lo demás: con preguntas sin respuestas.
Estuve pensando sobre algo que nos afecta a todos, me estuve preguntando ¿qué es un adulto?
a qué edad se supone que nos convertimos en eso y ¿no hay vuelta atrás?
Por qué no podemos simplemente correr y dejar que alguien más solucione nuestras metidas de pata.
Por qué no podemos encerrarnos en nuestra habitación y esperar que todo "pase".
Qué implica la adultez, quién tiene ese manual que a mí no me lo hicieron llegar.
Por qué... simplemente no hay respuestas, cada persona es totalmente distinta a la otra y los niveles de madurez no se miden por las profesiones o por las familias.
Y quién tiene las reglas de juego, quién tiene la razón, quién sabe dónde está ese hilo tan delgado que separa la fantasía de la realidad y la razón de la emoción.
Cómo saber en qué momento hemos atravesado el límite de lo justo a lo "bueno".
Qué pasa si hacemos de cuenta que nada estuvo mal y que siempre tuvimos la razón y que nada de lo que hicimos merece castigo alguno.
Porque los castigos nos lo ponemos nosotros mismos, recordemos que la vida es como un boomerang y todo vuelve a nosotros.
Ahora iré a dormir, tal vez cuando amanezca haya encontrado algunas respuestas o tal vez sigan siendo las mismas preguntas.
Pero les dejo una frase que me encanta:
"Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida".
Buenas noches y dulces sueños.
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