Reflexionando ando
Hay cosas que definitivamente nunca podré escribir aunque quemen aquí adentro, hay cosas por las que nunca voy a llorar aunque por dentro maten, hay cosas que nunca podré decir aunque griten en mi interior.
Este es un día de esos en los que me pongo a cuestionar cosas de mi vida que tal vez, no, que definitivamente quisiera que sean diferentes.
Quisiera hasta poder decir de qué estoy hablando pero no lo haré.
He aprendido con el tiempo que las heridas se curan, que las cicatrices algunas solamente desaparecen otras quedan para siempre, que prometer algo "hasta la muerte" a veces se cumple, que el amor duele y hiere, que una sonrisa te levanta el ánimo, que la familia es lo que verdaderamente importa, que el amor también tiene muchas formas, que estar lejos no significa haber olvidado, que arrepentirse a veces no es un opción, que llegar temprano no significa estar a tiempo, que amar a veces no basta, que las palabras sobran, aprendí a callar, aprendí también a pedir perdón, tal vez a perdonar.
Con el tiempo me he dado cuenta de que los amigos son los hermanos que podemos elegir, que todos tenemos algo que esconder, que las apariencias efectivamente engañan; que se puede empezar de cero siempre que quieras hacerlo, que tus peores enemigos llevan tu misma sangre corriendo en sus venas, que se puede odiar lo que se amó, que nuestras vidas son más cortas de lo que pensamos, que una parte de nosotros vive en las personas que amamos, que con cada relación el corazón se desgasta, que el amor es infinito, que todos mienten en algún momento, que amar es una forma de morir, que todo lo que nos pasa es decisión de cada uno y no culpa del destino.
Así mismo, hoy sé que soy altamente resistente al dolor, que a veces la vida no da segundas oportunidades, que cuando tu corazón late fuerte por algo debes ir tras ello, que los sueños no tienen fecha de vencimiento que puedes correr tras ellos en el momento que decidas hacerlo, que los límites sólo existen en tu mente, que dormir no es descansar y que descansar es mejor cuando uno está viejo.
Que la juventud es el mejor momento de la vida, que ser viejo es cuestión de actitud, que la primavera en Iquitos no existe que la debemos inventar, que a veces nos cae el invierno al corazón y debemos hacer que salga el sol.
Tantas cosas, tantas letras, tantos libros, tantos sueños, tantas heridas y tantas alegrías, sin dolor no hay consuelo, sin pena no habrá alegría, a veces el dolor es el mejor remedio.
Lo único que tengo claro, que digo claro, clarísimo es que uno no debe detenerse jamás ni para llorar las penas, que hay que seguir avanzando aunque duela ( y a veces mucho), nunca detenerse, la vida se nos puede ir en esa pausa, en ese temor, en ese dolor. Mientras siga avanzando siempre habrán nuevos paisajes, nuevas experiencias y muchas cosas más que contar.
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