Pasiones que matan

¿Alguna vez has cerrado los ojos y al abrirlos te preguntaste "qué hago aquí"?

Yo sí, muchas veces.

¿Alguna vez sentiste que estás en el lugar equivocado, en el momento equivocado, con las personas equivocadas?

Yo... sí, muchas veces.

De pronto y te encontraste en circunstancias provocadas por tus propias decisiones de las cuales te sientes atrapad@... hasta hoy.

Hay errores que se cometen una vez en la vida de los cuales podemos decir: "sé que no debí hacerlo."

Hay errores que se cometen en la vida de los cuales podemos decir: "me arrepiento, nunca más volveré a hacerlo."

Hay errores que se cometen en la vida de los cuales podemos decir: " Aprendí la lección".

Pero hay errores que se cometen en la vida... una vez y para siempre.

Errores que te encierran en un círculo vicioso de algo que no quieres dejar pero que mata lentamente la esencia de tu ser.

Errores que te atormentan, que te dan vida y te matan.

Esos errores que no son errores, que son desvíos del destino, errores que no enseñan nada que no dejan lecciones. Esos errores que nada tienen que ver con nosotros, con nuestra naturaleza misma, sino con nuestra naturaleza humana, la que actúa por instinto, por desenfrenos.

Errores que son como vicios que nos destruyen pero que nadie ve.

Que nos matan por dentro y nos pudren el pecho.

Errores, ese tipo de errores viciosos de los que sólo la naturaleza divina nos puede librar, porque la voluntad no nos alcanza para terminar con ellos.

Sí, esos errores que son pasiones furtivas, que entran por los ojos, se cuelan por los poros, que corren por las venas para instalarse en las entrañas, nos atrapan, nos engañan, nos dicen : "no es pecado".

Que nos siguen como una maldición, que no nos dejan dormir por las noches, que nos retrae en un mundo que no existe.

Que prosperan en un espacio del corazón matándolo y dándole vida que no es vida... como un respirador artificial que lo ata al pensamiento de que todo está bien.

Errores que marchitan el alma, que marchitan las esperanzas de ser libres, que marchitan nuestros amores, que nos marchitan como la flor más hermosa sin vida...