Domingo Siniestro


Las predicciones me anunciaban desde el sábado que algo desagradable me sucedería. Primero mi moto se voltea mientras trataba de sacarla de la iglesia, Lucas; mi amigo me ayudó a levantarla.

El domingo muy temprano fui a la oficina pues teníamos un vuelo, salimos de allí en el auto, mi moto se había quedado allí. Al llegar al "Huequito", me bajé del auto sin percatarme de que detrás mío había una tapa de buzón de desagüe rota, pues creo que es evidente que me caí. Me lastimé la pierna, me hice un raspón horrible en la pierna. Terminó la jornada, fui a recoger mi moto de la oficina y luego a mi casa, almorcé súper tranquila y me hermana que no dejaba de llamar para pedirme que vaya por ella. Entonces por primera vez en la historia accedí, le dije a mi hermana que iría a recogerla que me esperara; junté la mesa, lavé la vajilla, me alisté y salí en la moto.
No había llegado ni a la mitad del camino cuando en la pista se me cruza un curicherito con uno de esos carritos heladeros.

Les juro que su aparición para mí fue casi mágica, lo vi apenas a medio metro de distancia, frené todo lo que pude, pero ya me lo había llevado de encuentro, no lo pude evitar, lo último que recuerdo es el impacto contra su cuerpo, luego todo en entre blanco y negro, enseguida abrí mis ojos, por decirlo de algún modo, me levanté de la pista y busqué a mi víctima, lo ví y ya estaba parado, le agradecí a Dios que estuviera vivo él y también yo; entonces di media vuelta para buscar mi vehículo, en ese lapsus sentí que me ardía el rostro, por un momento pensé que me había desfigurado "chicha, ya fue pz ¿qué se le hace?"- pensé.

Fui a recoger el espejo de la moto que se había roto y me miré "uf, no es gran cosa, gracias Dios"- pensé otra vez al ver que sólo tenía rasguños y que mi rostro estaba completo.

No sé en qué momento llegó la policía, me subieron al carro y a mi moto también, un amigo que me vio pasar les avisó de lo sucedido a otros amigos y cuando llegué al hospital ya estaban ahí todos juntos. A mí sólo se me ocurrió llamar a una persona, una persona que con su sola presencia me hubiera hecho sentir que todo estaba bien, al final no valió de nada la pena, pero en fin.

Entré a emergencia, me lavaron las heridas sin piedad, me las curaron y me despacharon, mientras a mi víctima le suturaban la herida que tenía en la frente la cual parecía una rosa. Luego llegaron mis padres avisados de la desgracia por mi hermana mayor. Al rato, cuando vieron que yo estaba"bien", me abandonaron, se fueron a seguir con sus vidas, menos un amigo, Víctor. Me planté allí toda la tarde, esperando los resultados y las recetas de mi víctima. Víctor corría de un lado a otro, hacía los trámites que yo debía hacer, siguiendo a los médicos, buscando enfermeros y todo lo demás.

Al rato estábamos sentados en el pasillo esperando una radiografía del enfermo, puse mi cabeza sobre su hombro mientras las emociones inundaban mi pecho "cómo hubiera querido que fueras tú el que que estuviera aquí"- pensaba, mientras las lágrimas inundaban mis ojos, estaba muy conmovida por la amistad sincera y desinteresada, estaba muy conmovida en realidad, me dolía el corazón de ver allí conmigo a una persona que apenas y me conoce, pensando en que otra persona debió haber estado en ese lugar, pero la vida es así y nos enseña a perdonar y a ver cosas que estaban tan claras y no quisimos verlas.

- Estás bien? - me pregunta
- Sí ñaño, estoy bien no te preocupes- le respondo.

Y así nos pasamos la tarde de consultorio en consultorio siguiendo al afectado.

Por la noche volvieron mis otros amigos a ver como iba el asunto, después de toda la espera por fin tuvimos respuestas claras, conversamos con un familiar del agraviado y pudimos salir todos en paz y armonía.

Yo fui a mi almuerzo-cena, comimos pollo asado al bidón,no muy agradable pero sano, luego fui a mi casa y a descansar. ¡Por fin!

Un día demasiado largo, para mi colección de días intensos en el 2010.

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