Nómada.


Desde que tengo uso de razón, mi familia y yo hemos vivido por el lado sur de la ciudad, es decir, de la plaza de Armas hacia San Juan, había considerado toda esa zona zona de la ciudad como mi hogar, la conozco lo suficiente como para no perderme, conozco todos sus recubecos, sus callesitas, sobre todo en la época que por mi trabajo tuve que recorrerla casi por completo ya sea caminando o en moto con algún compañero para ir a los lugares más alejados.

Recuerdo con toda claridad mi casa en la Morona, cuando no tenia más de 4 años, luego nos pasamos a la Huallaga, no he olvidado aún a Oriana mi vecina y amiga de mi hermana mayor, no sé qué será de su vida ahora, si se ha casado o ya tiene hijitos, después de un tiempo nos fuimos a vivir en José Gálvez y nos quedamos allí siete años, salimos de aquella casa que se quedó con los mejores recuerdos de mi infancia cuando yo había cumplido los nueve años, nunca tuve muchos amigos en las calles en las que vivía, siempre hice mi vida social ya sea en el colegio cuando pequeña, en los centros de estudio, con el equipo de básquetbol o en la iglesia cuando ya pasé los doce, luego en las empresas en las que trabajé, pero de José Gálvez recuerdo a Jackelin la mejor amiga de mi hermana de ese entonces, creo que la única de toda su vida, Lucía también una chica mucho mayor que yo a la que quice mucho y que murió al nacer su hijita que lleva su nombre y Anita la hermana de Lucía. Después nos fuimos a vivir en la casa de mi abuelita en el primer kilómetro de la carretera Iquitos -Nauta, tenía muchos vecinitos de mi edad y salía a veces a jugar con ellos, pero me aburría pronto, sobre todo después de haberme razgado la parte posterior del muslo derecho por recoger una pelota, prefería montar mi bici y salir con mis hermanos y mi prima Ana, compañera de la infancia y confidente de toda la vida, a explorar la zona. Unas cuantas veces recibimos palizas por llegar muy tarde; ahí también conocí a un muchacho que llegó a gustarme mucho, vivía al frente de mi casa, pero en ese aspecto siempre he sido muy yo y no soy del tipo de chica que va por su presa, así que nunca pasó nada. En fin, luego nos mudamos a nuestra casa en la carretera a Santo Tomás, para mí era el paraíso, en medio de la naturaleza, lejos de la civilización, en una hamaca mesiéndose con toda la energía del brazo de mi hermano que trataba de que perdiese el juego del que grita ¡basta! cuando siente que el estómago se le va salir por la boca. Pero no duró mucho tiempo, porque enseguida nos mudamos a la Av. Quiñones, a una casa que por poco y se caía a pedazos, en la que uno sentía que caminaba por los aires, en la que tuve mi primer enamorado (aunque no fue una buena experiencia), en cuya puerta me rompí el labio inferior, en una pelea con mi hermano mayor, y que también dejamos en poco tiempo, nos fuimos a vivir en las Camelias, en una casa que me gustó mucho, en la que mi prima y mejor amiga Ana, vivía con nosotros y la pasábamos súper, ahí fue su primera borrachera, se veía tan graciosa, y fue también ahí donde tuve mis mejores pretendientes de ese año, pero con ninguno llegué a entablar una relación que no sea de amigos, en ese año entré a trabajar en SUNAT, luego nos mudamos a una casa muy espaciosa, quedaba a la vuelta de la anterior, tenía un gran huerto,muy bonito y fresco, bueno, en esta casa mi vida fue una aventura, pasé cosas muy graciosas en ese tiempo, tuve tres enamorados en menos de nueve meses y todo por quitarme de alguien más , de la persona a la que más quice hasta el momento y con el que nunca llegué a concretar nada, no es algo de lo que me sienta orgullosa pero en fin, luego nos mudamos otra vez, esta vez nos fuimos a vivir también en la Quiñones pero más cerca, antes del CNI yendo hacia el aeropuerto, no me gustó mucho que digamos, pero las cosas en mi vida se habían ordenado en algo, terminé con mi último enamorado con el que tuve una relación de tres meses, todo un record, aunque no había logrado quitarme el problema que me había empujado a ha tener tantos novios hasta ese entonces, el tiempo transcurrió tranquilamente en ese lugar, iba a mi trabajo, regresaba almorzar cuando tenía operativo y salía a las calles a molestar a los comerciantes con esa nota de la formalidad de sus negocios y todo eso, iba a la iglesia muy poco, luego terminó mi contrato en SUNAT, y terminó también una de las etapas más oscuras y dolorosas de mi historia, tenía más tiempo para estar en mi casa, pero ya no podía estar sin hacer algo, estando aún allí, por cosas del destino y de Juan Lozano, llegué a AudioVisual, conocí nuevos amigos a quienes quiero mucho, mucho, y estoy aprendiendo muchas cosas. Como era de esperarse recientemente nos volvimos a mudar de casa, ahora estamos en la casa de Punchana, la casa en la que nací pero a la que visité esporádicamente después de la muerte de mi abuelita cuando yo tenía seis años de edad; Punchana para mí es como otro planeta, porque no conozco nada de nada, es como una galaxia diferente que me asusta, son ya casi cinco días desde que nos mudamos y aún así regresar del trabajo es una aventura cada noche, sigo en AudioVisual, mi vida está en orden, tengo mis amigos del trabajo, mis amigos de la SUNAT que aún se acuerdan de mí, jejeje... y que me ayudan cuando los necesito, de la iglesia que de cuando en cuando se acuerdan de mí, y todos mis demás amigos a quienes quiero mucho también, a mi amiga Paula que siempre está conmigo en las buenas, en las malas, y en las peores; ya no tengo ninguna carga pesada, y las cosas malas que sucedieron sólo quedaron como malos recuerdos. El tiempo ha pasado y aunque no puedo decir que crecí, sí aprendí mucho de todo lo que he vivido, espero que un día pueda acostumbrarme a esta zona de la ciudad y deje de perderme en sus calles, espero que no tengamos que mudarnos tan pronto.

Comentarios

@webero01 ha dicho que…
t has mudado varias veces,,,yo no podria acostumbrarme jaja,,, pero quizas no importe tanto el lugar,, sino como nos sintamos alli,,,

interesante autobiografia,,,

q tengas un muy buen fin d semana,,,

saludos,,,
johnny taira ha dicho que…
aveses bagamos sin rumbo de un lugar para otro, yo em tube que mudar 5 veses XD jeje, buena autobiografia, saludos
Martín ha dicho que…
Lo bueno de una niñez errante es que te ayuda a asimilar mejor los cambios en tu entorno, facilitándote una rápida adaptación. Una vida sedentaria y rutinaria es, por lo general, un obstaculo para superar etapas.

Ahora entiendo porqué el pobre de Tolo está tan maltratado. Con tanto trajín...

Que estés bien.
Piero Villacorta ha dicho que…
Es bueno ser nómada en tu ciudad

pero mejor es serlo en el mundo

viajar y viajar por diferentes lugares

cruzando las fronteras descubriendo paisajes

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