un amigo inolvidable

Tenía entre catorce y dieciséis años de edad, no recuerdo con exactitud, pero lo veía cada tarde al llegar al lugar donde me esperaban aproximadamente veinte niños, entonces era yo de la edad de él y tenía a mi cargo el taller de coreografía en Kevin´s House, que era un hogar para niños de la calle.Su historia no la conozco toda, lo que sé es que llegó voluntariamente al hogar, esto representaba su deseo de cambiar su manera de vivir, que estaba decidido a cambiar realmente. Los niños con los que uno debía tratar en ese lugar pueden compararse a una rosa, eran almas verdaderamente preciosas, pero llenas de espinas; él era uno de los pocos, practicamente el único con quien se podía contar como un apoyo, o un amigo; si alguien necesitaba una escoba, él se prestaba a barrer, si necesitaba conversar con un niño difícil de tratar, él estaba ahi para convencerlo(considerando lo complicado que resultaba lograr que uno de estos chicos converse con una persona mayor, más aun si no era un gringo platudo, o si se trataba de resolver un pleito o aclarar un acto deshonesto); como dije líneas arriba, de su vida supe muy poco, cuando conversábamos él me contaba de cosas que suceden en las calles, me hablaba de cada uno de sus compañeros, de lo que les había tocado vivir, de cómo se sentía en la casa con todo un equipo de consejeros preocupándose por el bienestar de ellos, sobre todo por la edad de la mayoría de nosotros; me explicaba a detalle cómo era la vida en la calle, a veces recordaba a su familia, era muy duro escuchar todo eso, más porque venía de alguien que lo había vivido en carne propia.Parecía ser el más tranquilo de los ¨ big boys¨; como se llamaban ellos mismos ( con sinceridad me duele recordar esto, es como si otra persona lo hubiera vivido, sobre todo por los cambios que produjo en mí, en mi manera de pensar, es una de las experiencias que marcó mi vida), hasta que llegó el día en el no soportó más la ansiedad, él como casi todos sus compañeros era adicto a las drogas y había entrado en crisis; aquel día yo llegué a las seis y media de la tarde, lo encontré dormido, mas no tardó en despertar, los demás consejeros me explicaron lo que sucedía, y pese a lo arriesgado que podía ser; pues no era el primero que entraba en crisis, quise hablar con él. Gracias a Dios! él accedió, aunque hasta el día de hoy no se si sirvió de mucho o de nada lo que escuchó de mí.Me acerqué le dije que sólo quería saber lo que sentía; que pase lo que pase contaba conmigo, que me dolía en gran manera verlo en esa situación, que lamentaba lo que le estaba pasando y sin yo poder hacer algo realmente bueno para ayudarlo. Su respuesta no me la esperaba, sólo me dijo: siéntate a mi lado... y me senté a lado suyo ,hasta que la maldita ansiedad suya lo permitiese pues lo ponía súper agresivo y no era su intención lastimarme según me dijo. Me explicó que se sentía impotente ante ese gran demonio que se había convertido su adicción, él lloraba... lloraba y continuaba diciendo que no podía hacer nada al respecto, que no podía controlarse más tiempo, que estaba desesperado; él sudaba frío y temblaba, recuerdo que lo abracé y lloré con él, entonces me pidió que lo deje sólo porque ya no se controlaba y así lo hice. Esa noche los consejeros de turno le permitieron salir a las calles para calmar su deseo, nunca lo volví a ver, no sé qué ha sido de él, pero me dejó una lección de vida; pese a su adicción ayudaba a otros chicos con el mismo problema a superarse, espero que él lo haya logrado.

Comentarios

Piero Villacorta ha dicho que…
Interesante

me cautivo la historia

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